jueves, 29 de noviembre de 2007

¿CÓMO DIFERENCIARSE SI NO HAY SALIDA? –El caso de Intel-.

Articulo gracias a Oswaldo Hernandez Gomez
Cuando todos pensaban que no había nada que hacer, Intel descubrió que la diferenciación y un nombre pueden crear una mina de oro.

En 1968 Robert Noyce y Gordon Moore fundaron INTEL CORPORATION. Como todos sabemos la misión de la compañía era la de integrar grandes cantidades de transistores en chips de silicio para crear memorias de computador. La industria desarrolló en la década de los 70’s y 80’s procesadores como el 8086 de 16 bits, el microprocesador 68000 de Motorola, y otros como el 8088 de Intel que logró ser adoptado por IBM para su primer computador personal.
Esto, le permitió a Intel ser vista como la empresa líder en la industria de los microprocesadores, e inclusive estableció estándares generales para todos los actores del sector.
A finales de los años 80 y comienzos de los 90, el mercado comenzó a cambiar un poco. Los hogares y los negocios con poca exigencia tecnológica empezaron a exigir computadores, por lo que la estrategia de dirigir el mercadeo a las industrias con necesidades técnicas avanzadas sufrió modificaciones. Gracias a esto, la publicidad de Intel decidió orientarse hacia el consumidor final, y cada vez menos hacia el fabricante de computadores.
El primer punto decisivo de esta historia radica en el hecho que Intel logró entender la tendencia que se avecinaba. Resulta que en el momento, estos consumidores finales sólo tomaban decisiones de compra basadas en la marca del computador (IBM, Compaq, etc.), y poco le prestaban atención a los otros componentes del mismo. Esto animó a Intel a crear una estrategia en la cual pudiera crear recordación e interés por los componentes de una computadora, ya que determinaban en buena medida el desempeño de la máquina.
Al principio, Intel introdujo una campaña publicitaria que promocionaba el procesador 386: “Ahora, obtenga un rendimiento de 386 a un precio de 286”. Las investigaciones demostraron que el consumidor final logró asociar la marca Intel con estos procesadores, lo que hizo que se empezaran a solicitar productos Intel dentro de las máquinas.
Aparentemente todo iba bien. Pero entre 1990 y 1991 Intel se vio involucrada en un caso de marca registrada con AMD (la otra gran compañía de la industria). Esta última quería utilizar el nombre 386 en uno de los procesadores que iba a lanzar al mercado, pero Intel alegaba que no lo podía hacer porque ese “nombre” ya era de su propiedad.

Intel estaba terriblemente preocupada con este asunto ya que si se les permitía a los demás fabricantes utilizar los números secuenciales de sus procesadores, la imagen y la estrategia de marca quedarían sin piso. Habría confusión en el mercado y la diferenciación de marcas sería nula.
En marzo de 1991 ocurrió lo peor. Intel perdió el caso. AMD ahora podía comercializar su procesador como AM386, y de hecho lo haría un mes después. El desconcierto se apoderó de Intel, pero sabían que no podían desfallecer. Era claro que debían generar una estrategia rápidamente que les permitiera subsanar el golpe. Después de varios análisis, quedó claro que la compañía debía buscar la manera de posicionar sus productos de manera distinta. Dennis Carter, Vicepresidente del Intel Marketing Group se apersonó de la situación y propuso entonces que la estrategia se basara en 3 pilares:
  • La utilización de un logo con las palabras “Intel Inside” (Intel dentro) para representar los procesadores que contenían los computadores.
  • La utilización de fondos (dinero) para compartir la publicidad con los productores de computadores; es decir, compartirían el gasto publicitario con los productores para que permitieran la inclusión del logo en su publicidad.
  • Una estrategia publicitaria para posicionar a Intel y crear fuerza de marca.

Este último punto fue apuntalado y fundamentado en una serie de reflexiones estratégicas interesantes:

  • La marca necesita reforzarse y ser la protagonista: Intel ya no quería posicionar los productos porque los números pueden ser copiados. Debían posicionar la marca; hacer que el consumidor tuviera confianza en la marca Intel.
  • La compañía debe demostrar foco en su estrategia y en su comunicación: justo como lo aseguran Chan kim y René Mauborgne en La Estrategia del Océano Azul, los directivos de Intel entendieron que la compañía debía enfocarse en los microprocesadores, a pesar que fabricaban decenas de productos distintos, todos dirigidos al mercado de las computadoras.

En palabras de Dennis Carter: “Queremos posicionar toda la compañía, pero de una manera que nos enfoquemos claramente en los microprocesadores. En Intel Japón pensaron que una salida viable al problema de las marcas (y que ahora podían ser utilizadas por cualquier otro competidor) era el de comercializar con más agresividad todos los otros productos y posicionar a la compañía en ese sentido, pero eso no resolvería el problema”.

Fue así como nació y fue impulsado uno de los más grandes íconos en branding (posicionamiento de marcas): la campaña de “Intel Inside” que todavía hoy en día se observa en casi todos los anuncios relacionados con computadoras. Sin embargo, en aquella época Intel era percibida como una marca tecnológica impersonal, poco amigable y familiar. Con los 3 puntos estratégicos anotados, lo que querían sus directivos era que fuera vista como confiable, tecnológica y pionera. Desarrollaron por lo tanto el logo, crearon una campaña publicitaria de varios millones de dólares para posicionar la marca (folletos, revistas, prensa, T.V), y convencieron a los más importantes productores de computadoras para que incluyeran el logo en su publicidad.

A pesar del ímpetu y el entusiasmo, muchos de esos productores estaban escépticos en relación a esta iniciativa de co-branding (2 marcas compartiendo escenario y estrategia) porque creían que si todos en la industria utilizaban el logo de Intel no iba a haber lugar para diferenciar sus marcas. De hecho, a finales de 1991 cerca de 300 productores habían aceptado la alianza, excepto IBM y Compaq. Sin embargo, al final accedieron. Los resultados fantásticos no se hicieron esperar. Para julio de 1992, al menos la mitad de todos los anuncios publicitarios relacionados con computadoras contaban con el logo de Intel. Los directores de marketing de IBM y Compaq estaban finalmente convencidos que la alianza funcionaba porque ahora el consumidor tenía confianza extra y una razón adicional para comprar una computadora.


Fue así como Intel logró romper el obstáculo interpuesto por AMD. Pero más sorpresas depararía el camino. Como sabemos, Intel quería posicionar, más que los productos, su nombre corporativo. Pero llegaría el momento en que debía tomar un segundo camino. En el próximo 3MinuteKnowledge veremos cómo siguió enfrentando Intel el reto de los nombres prohibidos… \Fue así como Intel logró romper el obstáculo interpuesto por AMD. Pero más sorpresas depararía el camino. Como sabemos, Intel quería posicionar, más que los productos, su nombre corporativo. Pero llegaría el momento en que debía tomar un segundo camino. En el próximo 3MinuteKnowledge veremos cómo siguió enfrentando Intel el reto de los nombres prohibidos…

El desafío de hacer cumplir los valores

El gran reto de las empresas no está en definir una política corporativa basada en valores, sino en cumplirla al pie de la letra, sin brindarle una sola posibilidad a las trampas éticas por imperceptibles que parezcan.

Es un desafío que produce vértigo, en un mundo ensimismado por la competencia, el paradigma de las metas y objetivos y la lucha por evitar la ‘muerte súbita’ de las empresas, pero paralelamente es la garantía para construir confianza, lealtad y admiración en el largo plazo, atributos que generan fidelidad entre clientes y usuarios.

¿Cuáles son esos valores perdurables? Innegablemente cada compañía, dependiendo de su objetivo social y sus políticas corporativas, los tiene definidos y, aunque unos son consecuencia de otros, a toda organización no le deben faltar los siguientes parámetros:

• Integridad
• Respeto por la gente
• Calidad, servicio
• Desempeño
• Justicia
• Innovación
• Compromiso social
• Adaptabilidad
• Transparencia
Un buen líder, un gerente o un directivo (cualquiera que sea su jerarquía), se habrá salido de su responsabilidad y estará muy cerca de caer en los vicios de la ‘contaminación’ si subyuga estos principios a otro tipo de intereses.

“En nuestra vida privada y empresarial, muchas veces nos encontramos ante situaciones en la cuales el hilo que separa lo ético de lo no ético es muy fino, afirma la consultora empresarial, Rosa Caballero de Badano, quien recalca categóricamente que los valores son la brújula para guiar las decisiones.

Sin embargo advierte que esos principios no surgen de la nada, sino que se deben cultivar como se cultivan las virtudes: con la práctica paciente y constante, la humildad de cometer errores y enmendarlos y la generosidad de ayudar a crecer a los demás.
Ser correcto paga La integridad inspira respeto y confianza, afirma Sebastián Escorne, para quien los líderes deben tener integridad intelectual y profesional, es decir un respeto profundo a los hechos y a la racionalidad.
Una persona íntegra gozará de una buena reputación, esencial en el mundo de los negocios, y no tendrá temor de ser expuesta o descubierta.
La integridad brinda un camino seguro a través de la vida y evita caer en las trampas de la corrupción, la indelicadeza y los malabares financieros como ocurrió con los directivos de Enron, World Com, Tyccon y Health South Corp. El balance final: la quiebra o la liquidación.
Ante todo, respeto Pero además, las empresas contemporáneas ya no tienen mercados cautivos y, por tanto, deben crear condiciones de respeto, tanto por el empleado como por el cliente.
Las organizaciones exitosas valoran a cada trabajador, le retribuyen bien su labor y se esmeran por su crecimiento personal y profesional.

A la vez, un servidor satisfecho generará sentido de pertenencia y buscará lo mejor para su empresa, lo cual se traducirá en satisfacción para el cliente o el usuario.
Al no existir mercados cautivos, el atención y la calidad son vitales y no será suficiente el nombre, la tradición y la marca, pues en el mundo actual hay muchos jugadores que están con el deseo de quedarse, por lo menos, con parte de la torta.

La calidad del servicio se convierte en un elemento estratégico que confiere una ventaja diferenciadora y perdurable en el tiempo a aquellas que tratan de alcanzarla, afirma en su trabajo sobre el tema, Carmen Ruiz Olalla.

Entre tanto, una compañía con buen desempeño habilita a los accionistas para hacer planes de ensanche, promover el crecimiento de sus trabajadores y replicar sus resultados entre la comunidad a través de la responsabilidad social empresarial.

Los buenos desempeños, que por supuesto no se deben obtener a cualquier costo, provocan confianza entre clientes y proveedores, además de construir credibilidad.
El otro valor perdurable, la justicia, que tiene aplicación en todas las dimensiones del negocio y que se extiende a la sociedad en su conjunto, es insustituible pues no habrá nada que reemplace sus implicaciones.

Un directivo justo, y por ende la empresa, no evade ni elude los impuestos, paga y trata bien a los empleados, compite limpiamente, cumple las normas y las leyes al pie de la letra y genera políticas económicas amigables con el medio ambiente.
Desde luego innova constantemente porque ese es un atributo del buen líder, de lo contrario lo absorbe la competencia; también tiene un gran sentido de las contribuciones a la comunidad que son el sentido de ser de las organizaciones, es agente del cambio para bien de la sociedad y se constituye en ejemplo de la transparencia.

De hecho, para el presidente del Instituto Latinoamericano de Liderazgo, Jorge Yarce, los valores son la mejor ventaja competitiva de las empresas.
Advierte que sin una política clara y precisa al respecto, la viabilidad de cualquier organización –pequeña, mediana o grande- estará comprometida.

Según el experto, una política de valores es esencial porque:
• Perfecciona a la persona
• Otorga sentido al trabajo
• Hace posible el trabajo en equipo
• Da calidad a la tarea
• Construye liderazgo
• Incrementa la creatividad
• Sustenta la cultura de servicio
• Crea una sociedad mejor
• Genera una cultura sana, basada en el respeto y la justicia

viernes, 23 de noviembre de 2007

Para el grupo del Jueves

El dia martes a las 5 de la tarde daremos la clase de reposicion.

Les pido disculpas por incumplirles en pasadas ocaciones, pero todo ello se debe a situciones que se me han salido de las manos..

Agradezco su comprension

HOY A EXPOTECNO

Estudiantes hoy nos vemos en expotecno, tendre en cuenta la asistencia para la nota final.

Nos vemos....

lunes, 19 de noviembre de 2007

Emprendedor o autoempleado

Hace unos días, un amigo me pidió consejo para “poner en marcha una empresa”. Trabaja en una multinacional en la que hay problemas y reestructuraciones y barrunta que en una de esas pueda perder su puesto, por lo que está empezando a buscar vías alternativas para generar ingresos.

Tras hablar un rato con él, resultó que en realidad lo que busca no es crear una empresa, sino autoemplearse. Lo cual está muy bien, pero no es lo mismo.

Para autoemplearse, en realidad, se necesita poco más que estar conectado. Es decir, que haya un número de personas que sabe lo que haces y te contrata para hacerlo. En la mayoría de los casos, con un PC, una ADSL, una impresora y un móvil, ya tienes todo lo que necesitas. Si eres bueno y tienes buenos contactos, podrás tener el 100% de tu tiempo ocupado y cobrar tarifas altas por hora de trabajo. Es el modelo de lo que antes se conocía como “profesionales liberales”: médicos, abogados, arquitectos…

Este modelo tiene dos problemas:
1. Hay un límite a lo que puedes facturar, que está marcado por las horas que eres capaz de trabajar cada día. Si eres bueno puedes cobrar más por hora, pero ese precio no puede crecer hasta el infinito porque hay un punto en el que tus clientes se van a la competencia.
2. Si no trabajas no ingresas. Si te vas de vacaciones, si te pones enfermo… tienes que vivir de las rentas, o tener previsto un seguro.

Como digo, mucha gente ha ganado mucho dinero con este modelo. Pero los que de verdad se hacen ricos son los que crean una empresa. En una empresa, la capacidad de producción se amplía, y ya no depende de una sola persona (o de tres o cuatro). Tienes otros gastos, la gestión es más complicada, pero ya no hay límites a tu crecimiento.

No es extraño que donde hace cien años triunfaban las consultas del dr. Pérez o el despacho del abogado López ahora veamos Adeslas, Sanitas o megadespachos tipo Garrigues. Al final, la lógica de los números es inapelable.

Por supuesto que sigue habiendo hueco para alguien que quiera dedicar unas horas a su profesión. Si tu objetivo es obtener ingresos adicionales, o diversificarlos para no depender solo de un sueldo, o simplemente no tener jefes y poder gestionar tu propio tiempo, adelante. Si sabes escribir, programar, diseñar, enseñar o cualquier otra cosa por la que alguien esté dispuesto a darte dinero, ponte a ello.

Pero si lo que quieres es crear una empresa, olvídate de buscarte trabajo a tí mismo. Tu misión no es programar ni diseñar ni escribir, sino conectar a alguien que necesita esos servicios con quien se los pueda proporcionar.

“¡¿Cómo?! “, se preguntará alguien, “¿o sea que soy diseñador, monto una empresa de diseño y no puedo diseñar?”. No exactamente. Al principio, tú puedes ser uno de esos “prestadores de servicios”. Pero el objetivo es que, cuanto antes, la empresa genere trabajo para dos diseñadores, y luego para cuatro, y para ocho… Por supuesto que si eres un experto en tu campo supervisarás lo que hacen tus empleados, y probablemente dedicarás un tiempo a los proyectos o clientes más importantes. Pero sin olvidar que tu misión en la empresa no es diseñar, sino conseguir que otros diseñen.

Según las circunstancias y los intereses de cada uno, tan válido es un modelo como otro. Lo importante es no confundirse y tener claros los objetivos, porque eso es lo que determinará hacia donde debes orientar tus esfuerzos.

martes, 13 de noviembre de 2007

TERCER CORTE

35% proyecto de aula
15% participacion en el Blog
20% ensayo de libro (Solo se admiten ensayos)
30% trabajo final.
20% ensayo de libro:
Del libro debe realizarse una ensayo que debera responder lo siguiente:
1. Principales ideas del libro: explicación de los 7 habitos.
2. Autoevaluación de los siete habitos en tu vida personal y universitaria.
3. Opinion personal acerca del desarrollo del libro y su influencia en tu vida personal y universitaria.

El ensayo no debe contener mas de 5 hojas. Debe ser realizado en letra Arial 12 y espacio de 1,5.

Se calificará la coherencia, redacción y presentación del ensayo (Ortografia, normas ICONTEC).

El ensayo se entregará los días 29 y 30 de noviembre de 2007 en medio impreso.

Muchas enfermedades nuevas son invento de industria farmacéutica mundial para vender medicamentos


Existe mucha evidencia científica que indica que la adopción de estilos de vida saludables resulta ser más eficaz para controlar enfermedades que el consumo de toda clase de medicamentos.

Ray Moynihan, periodista alemán y editor invitado de la prestigiosa revista British Medical Journal.
Esa es la polémica tesis expuesta por el periodista alemán Ray Moynihan, editor invitado de la prestigiosa revista British Medical Journal, en el libro 'Medicamentos que nos enferman'.
Su planteamiento ha alimentado una creciente y agria discusión que involucra a grupos de investigación, laboratorios y científicos.
Y es que de la lista de males inventados que propone hacen parte desde la disfunción eréctil hasta la menopausia.
A favor de Moynihan pueden contarse argumentos como los expuestos, hace algún tiempo, por la revista Nature. La publicación divulgó los resultados de un estudio según el cual el 70 por ciento de los grupos médicos que elaboraron guías para tratar enfermedades, tenían conexiones financieras con laboratorios.
En contra está la propia industria. Francisco de Paula Gómez, presidente ejecutivo de Afidro (que agremia a multinacionales de medicamentos del país), califica el concepto de exagerado: "Se pretende desconocer que el ser humano necesita alternativas para mejorar su calidad de vida. Si hay la posibilidad de eliminar molestias, ¿por qué no hacerlo? No es justo que alguien no se trate un cólico menstrual o un colon espástico".
Agrega que "detrás de los medicamentos hay procesos serios de investigación, que son favorables. Eso sí, hay que defender los mercados éticos. Tampoco debe permitirse que su uso no sea específico, es decir, que se induzca su consumo de manera inadecuada".
Moynihan, quien asistió al IV Encuentro Internacional de Farmacovigilancia, celebrado en Bogotá la semana pasada, habló de este tema con EL TIEMPO:
¿Qué es una enfermedad inventada?
Es transformar procesos naturales o etapas de la vida normales en algo que debe recibir medicamentos.
Por ejemplo, con la edad llega la menopausia en las mujeres, pero hoy es una enfermedad declarada y tratada con medicamentos.
¿Cómo se crean?
Existen varias formas, como ampliar el espectro de las enfermedades. Por ejemplo, si se reducen las cifras anormales de presión arterial, de un día para otro, muchas personas que un día estaban sanas amanecen convertidas en hipertensas, por lo que deben tomar medicamentos.
Otra vía es convertir los síntomas en un problema de salud, como ocurre con el colesterol: nadie se enferma del colesterol, porque es un factor de riesgo, pero lo tratan como si fuera eso, una enfermedad.
Una tercera táctica es convencer a la gente de que condiciones normales, como la menopausia o el embarazo, son patologías que hay que medicar.
¿Quiénes inventan?
La mayoría son empresas farmacéuticas y grupos de médicos que aumentan síntomas o crean dolencias. Es un negocio. Para cada droga inventan un mal. Procesos normales como el envejecimiento, el embarazo, el parto, la infelicidad o la muerte tienen un fármaco a su servicio.
Según usted, ¿qué otras enfermedades son creadas?
Entre otras están la calvicie, la timidez, la tristeza, la baja estatura, la pereza, la disfunción eréctil, la disfunción sexual femenina, el aumento de peso, la osteoporosis, la andropausia y la menopausia.
¿Qué le ve de malo a promover bienestar?
No es eso, pero ¿quién no ha tenido fatiga o cansancio, bajones de ánimo o unos gramos de más? Eso se llama vivir y no necesita tratamiento. Se induce a la gente a medicarse ante la primera sensación.
¿Quién la induce?
Es un proceso complejo y bien planeado por las corporaciones farmacéuticas, con el apoyo de algunos y publicaciones de corte científico, que luego soportan grandes campañas de publicidad. El objetivo es el lucro a través de la venta de medicamentos.
¿Cuál es el papel de los médicos?
Sin ellos no hay enfermedad: unen síntomas, recogen datos, alimentan estadísticas y producen informes (casi siempre financiados por la industria), que luego se difunden en congresos patrocinados por esas mismas drogas. Por ejemplo, en el consenso que unificó los parámetros para definir la disfunción sexual femenina en 1998, en Boston (E.U.), 18 de los 19 autores declararon tener vínculos con la industria farmacéutica.
Habla de publicaciones. Los médicos se fijan en lo que leen para tomar decisiones...
De esto no se escapan las revistas científicas prestigiosas; por ejemplo, un artículo de Jama, la revista médica más respetada en Estados Unidos, publicó en 1999 que el 43 por ciento de las mujeres, entre 18 y 59 años, padecían disfunción sexual. La cifra se volvió oficial, y con ella se dispararon los tratamientos. Los autores revelaron tardíamente que tenían relación con un laboratorio.
Parece estar en contra de los medicamentos...
Claro que no. Se trata de promover una cultura lógica y ética, que preserve la salud y no promueva la enfermedad. Hoy un niño a los 2 años, sin estar enfermo, ha sido visto por más médicos que los que han visitado en conjunto sus padres. Eso es anormal.
¿Qué soluciones plantea?
Debemos dejar de confiar en la información patrocinada por empresas farmacéuticas sobre enfermedades que tratan de catalogar la mayor cantidad de personas saludables como enfermas. Para eso se necesitan médicos justos, una comunidad informada y encontrar rápido fuentes de información independiente.
Recetas para crearlas
El periodista Jörg Blech -quien comparte la tesis de Moynihan- enumera en su libro Los inventores de enfermedades, cinco campos con los que se inventan males para ser vendidos.
Convertir un proceso normal en un problema médico: la caída del pelo.
Difundir problemas personales y sociales como alteraciones de salud: un desánimo pasajero como depresión.
Elevar un riesgo a enfermedad: el obsesivo control del colesterol.
Promover síntomas poco frecuentes como epidemias: la disfunción eréctil y la disfunción sexual femenina.
Transformar síntomas leves en señal de enfermedad grave: síndrome del colon irritable.
De acuerdo con Moynihan, eso redunda en la aparición de nuevas patologías que urge tratar, como la menopausia, el estrés, el tabaquismo, la osteoporosis, el sobrepeso, el embarazo, la celulitis, las pecas, las manchas, la impotencia pasajera, el síndrome de las piernas inquietas, el síndrome de déficit de atención en los niños y la hiperactividad infantil, entre otros.
Opinan desde la academia
CLAUDIA VACCAQuímica farmacéutica, docente U. Nacional
Frente a estos dilemas la universidad considera que debe abrirse un debate para mejorar las condiciones de uso de medicinas, aclarar sus beneficios, proteger la salud de la gente y ahorrar costos a los sistemas sanitarios. Fuentes independientes deben generar información sobre estos temas.
RODRIGO CÓRDOBAAso. Colombiana de Sociedades Científicas
El manejo irregular de síntomas y la excesiva medicación, con el supuesto de llevar a estados ideales de salud no probados, es por completo cuestionable. Los médicos deben mantener una independencia plena y apartarse de prácticas que promuevan el comercio injustificado.
Se trata de procesos normales, pero...
Los años traen cambios normales al organismo, de los cuales nadie escapa. Conocerlos y adoptar estilos de vida saludables constituye (de acuerdo con una gran cantidad de evidencia) la mejor forma de enfrentar sus efectos. Otros opinan que si existen productos en el mercado que alivien los síntomas, hay que hacer uso de ellos. Estos son unos ejemplos:
Menopausia. Es un proceso normal en la vida de la mujer. Al disminuir la función de los ovarios, dejan de producir hormonas. Esto conlleva serie de cambios, como la redistribución de la grasa corporal y los cambios en la voz y en el estado de ánimo. Algunos de ellos son pasajeros. Hoy se ofrecen tantos medicamentos como síntomas aparecen para atenuar sus efectos.
Osteoporosis. Es la disminución de la masa de los huesos. Es un proceso normal ligado a la edad adulta, sobre todo después de la menopausia. Es crónica y se cree que no tiene cura, pero sí se puede prevenir si se atacan desde temprano los factores de riesgo. Obliga a llevar una vida sana, con ejercicio moderado y alimentación rica en lácteos, pero hoy millones de mujeres están convencidas de que si no se medican se van a fracturar.
Síndrome de colon irritable. Son percepciones comunes de desórdenes funcionales en el intestino, con distintos grados de severidad. Su manejo incluye un cambio sustancial en los estilos de vida. Se dice que con los medicamentos se deja de lado esta idea y se entra a la condición de enfermo.
Andropausia. Algunos estudios dicen que uno de cada cinco hombres mayores de 55 años tiene andropausia. En un proceso que es normal, con la edad cae la producción de testosterona, pero esto se rotuló como enfermedad, para la cual ya hay parches, geles, inyecciones e implantes de compuestos hormonales. Dejó de ser una etapa que exige cambios de fondo en los estilos de vida para ser un montón de síntomas que hay que frenar con medicamentos.
Alopecia. Algunos estudios determinaron que la mayoría de los hombres que perdían el pelo (proceso normal definido por la genética y las hormonas) desarrollaban problemas emocionales. A la par aparecieron los medicamentos para repoblar el cuero cabelludo que tenían que ser formulados por el médico, así que la publicidad se orientó a invitar a la gente a visitar a su doctor.